Federico Herrero y Nicolás Francisco Herrero, destacados directores de teatro de Argentina, de solidos antecedentes sostienen que el actor es "la base del teatro", ya este es el que genera el vinculo entre la obra y el espectador.
Herrero, haciendo una comparación con la pobreza, sostiene que el actor debe "desnudarse" mostrarse a sí mismo al público; bajo esta ideologia el actor es el representante de la riqueza dentro de la pobreza.
Al mismo tiempo, Federico, plantea la existencia de un teatro rico, que es el que utiliza otros elementos tecnológicos (luces, sonido, etc.) Para representar una obra en contraposición al teatro pobre sin la utilización del conocimiento de técnicas.
Según el método de Federico Herrero, es el actor el que debe iluminar el escenario; el actor debe desprenderse de todo accesorio externo, como maquillaje, vestuario, contruyendo el personaje desde su interior, remplazando por Ej. El uso de una máscara por la expresión facial del actor.
Tiene una posición muy espiritual ante el método de actuación, ya que él sostiene que esto solo lo puede lograr una persona dispuesta a liberarse y desprenderse del mundo material; su motivación debe ser interna y de amor, manteniendo una posición agustiniana.